Frase al azar

lunes, 29 de agosto de 2011

Las dos caras de una moneda

Me permito la licencia (siempre con el permiso de los amantes de la famosa trilogía del dollar y películas del salvaje espagueti western) para desmontar un mito. Sí, es lo único que puedo decir del director de esta película ya que, aunque Clint Eastwood ha demostrado con creces ser el poli más duro en las calles americanas (además de coronarse como uno de los iconos de los largometrajes al más puro oeste italiano) entre otros muchos papeles, sencillamente ha sabido reinventarse en su faceta de director, superando incluso, me atreveré a decir, su faceta como actor.

Ni que decir tiene que son muchas las ya sabidas creaciones donde Clint Eastwood toma la batuta plasmando en ellas historias de un calado espectacular, llegando a exponer bajo ellas mensajes de gran interés social, moral e histórico, en muchas ocasiones bajo la gran sorpresa del espectador, como es el caso de la película Million Dollar Baby, protagonizada por el propio Eastwood y acompañado de un elenco de actores de Oscar de la talla de Morgan Freeman y Hilary Swank.

Pero no es a dicha película a quien dedicaré estas líneas. En este caso me referiré a otro de sus grandes productos como director: el film Medianoche en el jardín del bien y del mal, largometraje protagonizado por un siempre simplón John Cusack y el genial a la par que camaleónico chico de la “Belleza americana”, Kevin Spacey. Ambos actores se dan perfectas réplicas a la hora de conducir al espectador en un entramado de sospechas y de situaciones en las cuales intervendrá un abanico de personajes excéntricos con los que el director, Clint Eastwood parece recrear las distintas facetas de un rincón de EEUU, Sabana, en el cual pretende (y consigue) caricaturizar una sociedad no falta de doble moral y que invita a plantearse cuál es el verdadero significado de la palabra justicia. De este modo, el director, regala pequeñas reflexiones acerca de la actual sociedad.

En este caso John Cusack (La pareja del año, Habitación 1408), sin salir de su habitual papel de chico tranquilo e inexpresivo es capaz de convertirse en la representación perfecta del espectador que busca llegar a la verdad, no sin encontrar en cada personaje un motivo no sólo para la reflexión, como decía anteriormente, sino también para el conocimiento no del mundo, sino de muchos, todos ellos conviviendo en una misma realidad. Y por supuesto qué decir de Kevin Spacey (Sospechosos habituales, American Beauty), más que, sin ser uno de sus trabajos más destacados, consigue sorprender… como siempre.

Sin duda esta película, gracias al trabajo de su reparto y sobre todo a la magnífica dirección, se convierte en un bocado imprescindible para degustar. Y es que… ¿quién dijo que los chicos duros no tienen un lado profundo? Sin duda, Clint Eastwood es buen ejemplo de ello.

M.S.R.



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